Aunque este vídeo lleva grabado ya una pila de tiempo, esta semana se lo quería dedicar a los hermanos que nos han dejado para ir a Tokio, en especial a Claudio, que es fan de Sabina, como yo. Y para todo el que quiera hacer esta canción suya, claro.
De sobras sabes que eres la primera,
que no miento si juro que daría
por ti la vida entera,
por ti la vida entera;
y sin embargo, un rato cada día,
ya ves, te engañaría con cualquiera,
te cambiaría por cualquiera.
Ni tan arrepentido ni encantado
de haberme conocido, lo confieso:
tú que tanto has besado,
tú que me has enseñado,
sabes mejor que yo que hasta los huesos
sólo calan los besos
que no has dado,
los labios del pecado.
Porque una casa sin ti es una emboscada,
el pasillo de un tren de madrugada,
un laberinto
sin luz ni vino tinto,
un velo de alquitrán en la mirada.
Y me envenenan los besos que voy dando
y sin embargo cuando
duermo sin ti contigo sueño,
y con todas si duermes a mi lado,
y si te vas me voy por los tejados,
como un gato sin dueño,
perdido en el pañuelo de amargura
que empaña sin mancharla tu hermosura.
No debería contarlo, y sin embargo,
cuando pido la llave de un hotel
y a media noche encargo
un buen champán francés
y cena con velitas para dos,
siempre es con otra, amor,
nunca contigo,
bien sabes lo que digo.
Porque una casa sin ti es una oficina,
un teléfono ardiendo en la cabina,
una palmera
en el museo de cera,
un éxodo de oscuras golondrinas.
y sin embargo cuando
duermo sin ti contigo sueño,
y con todas si duermes a mi lado,
y si te vas me voy por los tejados,
como un gato sin dueño,
perdido en el pañuelo de amargura
que empaña sin mancharla tu hermosura.
Y cuando vuelves hay fiesta
en la cocina
y bailes sin orquesta
y ramos de rosas con espinas,
pero dos no es igual que uno más uno
y el lunes al café del desayuno
vuelve la guerra fría
y al cielo de tu boca el purgatorio
y al dormitorio
el pan de cada día.
Y me envenenan los besos que voy dando...
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Esta canción viene a ser una réplica a otra copla tradicional española, Y sin embargo te quiero, en la que una mujer se quejaba de la mala vida que le da su hombre. Tal vez la versión más interesante de esta copla sea la que hizo Marta Sánchez para el disco Tatuaje, en la que un conjunto de artistas españoles y alguno latino, versionaban coplas antiguas para reivindicar un poco la canción tradicional española, aunque cada uno adaptó la copla a su estilo y manera... pero no deja de ser interesante. Os dejo un vídeo del Youtube de la versión de Marta Sánchez, que además de sentimiento le pone algo de sexy al tema (bueno, ¡más sexy que Concha Piquer!, pero de todas formas recomiendo más oírla sin verla), y luego otro en que Olga Román, la cantante que suele hacerle a Sabina los coros femeninos, canta Y sin embargo te quiero en un concierto, antes de Y sin embargo. Juntas, las dos canciones quedan genial, una ocurrencia que sólo podía tener este Mago de las Letras.
Esta era la letra original, completa, de los maestros Quintero, León y Quiroga (bueno, de Quiroga era la música):
Me lo dijeron mil veces,
mas yo nunca quise poner atención.
Cuando vinieron los llantos
ya estabas muy dentro de mi corazón.
Te esperaba hasta muy tarde,
ningún reproche te hacía;
lo más que te preguntaba
era que si me querías.
Y bajo tus besos en la "madrugá",
sin que tú notaras la cruz de mi angustia,
solía cantar:
Te quiero más que a mis ojos,
te quiero más que a mi vida,
más que al aire que respiro
y más que a la madre mía.
Que se me paren los pulsos
si te dejo de querer,
que las campanas me doblen
si te falto alguna vez.
Eres mi vida y mi muerte,
te lo juro, compañero,
no debía de quererte,
no debía de quererte
y sin embargo te quiero.
Vives con unas y otras
y "na" se te importa de mi soledad;
sabes que tienes un hijo
y ni el apellido le vienes a dar.
Llorando junto a la cuna
me dan las claras del día;
mi niño no tiene padre,
¡qué pena de suerte mía!
-Anda, rey de España, vamos a dormir.
Y, sin darme cuenta, en vez de la nana
yo le canto así:
Te quiero más que a mis ojos,
te quiero más que a mi vida,
más que al aire que respiro
y más que a la madre mía.
Que se me paren los pulsos
si te dejo de querer,
que las campanas me doblen
si te falto alguna vez.
Eres mi vida y mi muerte,
te lo juro, compañero,
no debía de quererte,
no debía de quererte
y sin embargo te quiero.
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